¿Por qué usamos cascos y auriculares con personas con Alzheimer?
En el siguiente vídeo mostramos a la misma persona, el mismo día, y escuchando la misma canción. Primero a través de unos altavoces externos y después, con unos cascos. Para que podáis ver la gran diferencia a la que podemos llegar con ellos.
Pero, ¿de verdad no basta con poner la música en unos altavoces externos?
Pues desgraciadamente no, o al menos en las fases más avanzadas de la enfermedad. En fases más iniciales si podremos llegar a buenos beneficios mientras escuchamos la música junto a ellos en unos altavoces. Aun así, el efecto que produce la música en ellos puede ser mucho más potente al hacerlo directamente con cascos. Esto se debe a diferentes aspectos, algunos muy relacionados con las alteraciones habituales de la demencia.
Rosario, a sus 105 años, tras haber escuchado su música
Sabemos que uno de los síntomas habituales en la enfermedad de Alzheimer y otras demencias son los trastornos que sufren en su atención, lo cual se va agudizando con el tiempo, si no trabajamos adecuadamente su capacidad atencional. Esto hace que les sea muy difícil mantener la atención un tiempo determinado en una tarea concreta, y así vemos a muchas personas en los Centros de Mayores que visitamos. Personas con grandes alteraciones en su atención. Por falta de adaptación de las actividades a cada caso concreto, perdemos más aún la atención de esas personas. Esto conlleva a que se introduzcan frecuentemente en estados de elevado aislamiento. Si no hacemos un esfuerzo para sacarlos de ellos, esto se convertirá en una respuesta habitual, y poco a poco iremos teniendo a nuestro lado una persona mucho menos activa y con menos probabilidad aún de poder llevar a cabo una actividad concreta.
La música estimula la atención de estas personas, y es una manera de trabajarla, pero, ¿qué hacemos cuando la persona que atendemos tiene tan elevados problemas de atención que constantemente tenemos que reconducir a la canción que esté sonando?
En primer lugar, y sin ninguna duda, usaríamos unos cascos para la reproducción de la música. Así observamos una focalización mucho mayor de la atención, observando cómo les resulta mucho más sencillo poder seguir una canción entera, sin que su atención haya pasado rápidamente a otra cosa. Nuestra sensación es que por instantes les permitimos tener una mayor atención, y por tanto poder ser más conscientes del mundo que les rodea.
Hemos probado a decirle a una persona que observara un jardín (sin escuchar su música aún) o que nos mirara a los ojos, y darnos cuenta tristemente de que esa persona nos miraba sin poder mirar, sin poder observar, o mirando el jardín sin sorprenderse ante su belleza, y seguir deambulando sin ningún fin. Sin embargo, al ponerle su música, y dejar que esta fuera haciendo su efecto, al probar a invitarle a mirarnos a los ojos u observar el jardín, la respuesta fue muy distinta, quedando asombrados normalmente por la belleza del jardín, y mirando nuestros ojos y nuestro rostro, como si llevaran mucho tiempo mirando sin poder mirar, y sintiendo sin poder sentir adecuadamente, por esos graves problemas de atención, que se suman a otros aspectos de la enfermedad.
Hemos conseguido llegar a realizar actividades concretas en un tiempo determinado con personas con las que nos era totalmente imposible, por su estado avanzado en la enfermedad y los graves trastornos de su atención. Pero la focalización de la atención que posibilita la música, así como las emociones que se despiertan en ellos, les hacen estar en un ambiente seguro y cómodo, rodeado de su banda sonora vital. En ese contexto hemos conseguido estar sentados trabajando una actividad con una persona que se hubiera levantado a los pocos segundos de sentarse en la silla, con una deambulación errática muy marcada.
Obviamente, la posibilidad de poder escuchar la música tocada en vivo, puede tener otros grandes beneficios, relacionados con la vibración, aunque también puede ser necesario tener que reconducir la atención continuamente si hablamos de demencias en fases más avanzadas.
Es nuestro deber posibilitar que las personas que atendemos transiten por esos estados y por esos momentos, es necesario que les permitamos ver y sentir de verdad, y es imprescindible que trabajemos su atención y su memoria si queremos que la enfermedad avance más lentamente.
Por supuesto, nuestro objetivo al usar cascos nunca será dejar a la persona más aislada, o simplemente ver la música como ocio y puro entretenimiento, y dejar a la persona sola con los cascos mucho tiempo. Será necesario interactuar con ella, hacer florecer emociones, recuerdos y sensaciones, y que la música ayude a salir de ese aislamiento o de momentos de mayor agitación, y nos permita otra forma de comunicarnos.
La música es una herramienta con beneficios terapéuticos, y por ello tendremos que usarla con mucha responsabilidad y entendiendo bien cuáles pueden ser sus efectos y qué objetivos buscamos.
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