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Desde el primer día que vi los videos lo implementé con mi querida abuela y fue espectacular su cambio de actitud, su enfermedad avanza a pasos agigantados pero la música aún nos mantiene en contacto y a ella activa.

Las lágrimas no puedo contenerme, soy un hombre de 60 años que siente que exista una expresión tan sublime.

Estoy llorando... Esto es tan emotivo y triste a la vez. Como está tan apagada al inicio y, al momento de escuchar la música es cómo verla renacer No fue un cisne, era un fénix Me ha llenado el alma.

No paro de ver este video. Me pone sentimental, pero a la vez me pone muy alegre porque la señora recuerda con aquella pasión y esa mirada de ensueño. Momentos que marcaron su vida como bailarina en New York, y que pudo revivir a través de la música de Tchaikovsky. Aplausos eternos para ustedes y mi agradecimiento con este gran trabajo que han hecho.

Al principio... cuando Martha escucha y hace un gesto de lamento con las manos posadas, pero él, con TANTO AMOR, le toma la mano y ese gesto de "vamos, adelante querida, tú puedes..."y se retira despacio, mientras Martha comienza a revivir, bailar, sentir...

Maravilloso... Gracias por compartirlo... En algún lugar de nuestra memoria quedan los buenos momentos que se despiertan con apenas un toque sensible y maravilloso. Esto me ha llegado al alma. Bendito sea el arte y los artistas.

Me encanta, así es como hay que tratarlos, con besos y abrazos, acompañados de sus canciones. Yo también lo descubrí, todo lo que aprendieron en sus vidas con música o cantando, era lo último que olvidaban. Necesitan muy poco, caricias, besos, palabras amables y sonrisas. ¡Gracias, sois la prueba de que aún existe humanidad en este planeta!

Bellísima labor. No paro de llorar de emoción, pues cada uno de los vídeos me trae el recuerdo de mis padres. ¡Poderosa la música! Gracias por emprender este saludable proyecto.

¡Qué gran terapia, calma y alegra a esas personas tan débiles y dependientes!

No sólo para el Alzheimer la música es maravillosa; para muchas dolencias, es un bálsamo para el alma. Por un instante, la persona se transporta y ya no siente dolor o angustia.